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Todo empezó por un libro. Decidí aprender encuadernación porque quería hacerme un libro muy especial donde pegar fotos, recortes, la llave de un viejo coche, cromos, billetes de tren... Esto fue a principios de los 90. Después aprendí el oficio en varias escuelas y la encuadernación artística se convirtió en mi profesión. 

Al grabado llegué con idea de aplicarlo a la encuadernación y lo hice. Era el año 2000. Pero fue tal la fascinación que sentí por el mundo de la calcografía, que se fue convirtiendo en mi actividad principal. A mi manera de ser le va bien ese proceso laborioso de ir trabajando la plancha, sin saber bien cuál será el resultado, hasta estampar en el papel una prueba tras otra. 

Mi temática es variada, pero siempre quiero contar una historia. Juego con fotos y las transfiero a la plancha. Me gusta el bodegón como mapa de emociones. Y me gusta hacer dibujos casi infantiles, que me permiten interpretar el mundo con ironía y humor.

Y como las manos siempre necesitan nuevos campos de experimentación y conocimiento, en 2007 comencé a trabajar la escultura de pequeño formato, en bronce. Los temas son parecidos, pongo el foco en lo que tengo alrededor y lo que viene siendo normal, incluso anodino, al pasarlo a bronce, parece dejar de serlo.

En este recorrido nunca he olvidado mi proximidad al papel, por lo que, de vez en cuando, necesito volver y explorar los Libros de Artista y las Cajas un poco especiales.

CURRÍCULUM

Fotografía: Jimena Roquero